El estrés, esa condición tan conocida en eses tiempos modernos y que compromete la calidad de vida de tantas personas…
El organismo estresado reacciona a través de un mecanismo conocido como Síndrome general de adaptación (SGA). Ese mecanismo tiene como objetivo restablecer el equilibrio de base del organismo tras una situación estresante, movilizando los sistemas de nuestro terreno biológico responsables en mantener la homeostasis, el equilibrio dinámico que nos mantiene vivos: el sistema nervioso central y periférico, el sistema endocrino y el sistema inmunitario.
Sin embargo, el estrés es algo indispensable para nuestra supervivencia, es un sistema de alerta y de adaptación a la vida terrestre, y también un mecanismo de motivación que nos permite superarnos.
El problema del estrés surge cuando ese mecanismo de adaptación, que requiere un esfuerzo intenso, se prolonga en el tiempo, comprometiendo los mecanismos de controle fisiológicos y sobrecargando el organismo.
Las 3 fases del estrés
1. Fase de alarme
Es la fase de reacción del organismo frente de una situación desconocida y estresante. El organismo responde liberando catecolaminas (noradrenalina), que alteran nuestro metabolismo, produciendo palpitaciones, vasoconstricción del sistema digestivo (dolor en el vientre), aumento del la tensión arterial, vasodilatación muscular, hiperglicemia etc. Esa fase existe para que podamos elaborar las estrategias que modularán y adaptarán la respuesta del organismo al estrés. En esa fase ocurre una movilización muy rápida de energía en favor de nuestra musculatura y nuestro cerebro, preparándonos para luchar o huir.
2. Fase de resistencia o adaptación
Si el estrés si prolonga en el tiempo, entramos en la fase de resistencia, en la cual las defensas de organismo aumentan contra el agente estresante pero disminuyen en relación a otras agresiones, debido a la activación del eje hipotalámico hipofisario adrenal, comprometiendo nuestro equilibrio interno. El eje hipotalámico hipofisario adrenal asume el comando a largo plazo, preparando el organismo para resistir sin agotar sus recursos internos. Sin embargo, los glucocorticoides, producidos por la glándulas suprarrenales, en su esfuerzo para luchar contra el agente estresante, produce hiperglicemia, reduciendo la capacidad de los tejidos biológicos en captar glucosas para su correcto funcionamiento.
3. Agotamiento
En esta fase ocurre un fallo en nuestras capacidades de adaptación debido a la activación permanente del eje hipotalámico hipofisario adrenal o debido a su agotamiento. El sistema límbico (la zona cerebral responsable por nuestras emociones y comportamiento), toma el control, comprometiendo la liberación de serotonina, neurotransmisor responsable por controlar el humor, el sueño, el apetite, la percepción del dolor, la regulación de la temperatura, de la tensión arterial y de nuestra actividad hormonal.
Mientras que en una situación normal de estrés el organismo mantiene una relación optima entre el cortisol y la DHEA ( hormona responsable por producción de otras hormonas), donde el aumento del cortisol inhibe la liberación de la ACTH (hormona situada en la glándula pituitaria que controla la producción de cortisol) a fin de modular la respuesta al estrés y disminuye cuando la situación de estrés desaparece, en una situación de estrés prolongado ocurre una elevación de la relación cortisol /DHEA comprometiendo la homeostasis del organismo, produciendo una serie de reacciones fisiológicas como disminución de nuestra resistencia a la insulina, aumento de la glicemia, retención de agua y sodio, disminución de la actividad inmunitaria (mayor permeabilidad y Ig G circulantes, menos actividad linfocitária etc. ), reducción de la vitalidad, insomnio, irritabilidad, depresión, etc.
¿Como los aceites esenciales pueden ayudarnos a gestionar el estrés?
Los aceites esenciales aportan relajación, disminuyendo las palpitaciones, descontracturando la musculatura, tonificando nuestro sistema nervioso (central y autónomo) y estimulando nuestra inmunidad. Es posible combinar en una sinergia aceites esenciales sedativos y aceites esenciales que actúan en las glándulas suprarrenales, regulando y modulando su actividad. Por vía olfativa, los aceites esenciales actúan en el sistema límbico, permitiéndonos procesar y gestionar mejor nuestras emociones, aumentando neurotransmisores como a serotonina y la dopamina, y disminuyendo noradrenalina.
A continuación, algunos ejemplos de aceites esenciales que pueden apoyarnos en las diversas manifestaciones psicofísicas provocadas por el estrés:
Nudo en la garganta y sensación de opresión en el plexo solar: AE Manzanilla romana, Chamaemelum nobile
Dolor en el vientre, espasmos : AE Petit grain bigarade, Citrus aurantium amara
Tensión y dolor en los hombros: AE Lavanda verdadera, Lavandula angustifolia
Palpitaciones: AE Ylang-ylang, Cananga odorata
Insomnio y cansancio nervioso AE de Ravintsara, Cinnamomum camphora CT 1,8 Cineol y AE Mejorana, Origanum majorana
Immunidad : AE Ravintsara, Cinnamomum camphora CT 1,8 Cineol
Ansiedad, miedo, falta de atención, emotividad excesiva AE Lavanda verdadera, Lavandula angustifolia
EL aceite esencial de manzanilla romana reúne en su composición la mayor cantidad de ésteres, moléculas responsables por el efecto calmante y sedativo del sistema nervioso. El aceite esencial de Ylang Ylang es conocido por sus propiedades hipotensivas y el aceite esencial petit grain bigarade, con una concentración más elevada en ésteres (70%) que la lavanda verdadera, tiene no solamente las propiedades calmantes y ansiolíticas de la lavanda, sino que un potencial equilibrador del sistema nervioso y antiespasmódico muy interesante.
El aceite esencial de Ravintsara y de Mejorana facilitan el sueño al mismo tiempo que tonifican el sistema nervioso. El aceite esencial de Ravintsara es, además de un excelente equilibrador nervioso, un potente inmunoestimulante, muy útil cuando el estrés nos debilita y compromete nuestras defensas naturales. El aceite esencial de mejorana, gracias a su composición rica en monoterpenoles y monoterpenos, es un excelente tónico del sistema nervioso central y del sistema nervioso parasimpático.
En caso de que haya dos o más síntomas, es posible elaborar una sinergia con varios aceites esenciales diluidos (10 a 20%) en un aceite vegetal (hueso de albaricoque, semilla de uva, macadamia etc.). Aplicar la sinergia en masaje en las zonas relacionadas (vientre, plexo solar, hombros, parte baja de la espalda en caso de cansancio nervioso y insomnio). Por vía olfativa, aplicar la sinergia en el hueco de la mano y realizar respiraciones profundas de 5 a 7 veces al día, 5 veces en la semana.
La coherencia cardiaca, un acto complementar a la aromaterapia para la gestión del estrés
Es interesante que la aplicación de los aceites esenciales, por vía olfativa o a través del masaje, pueda ser acompañada de sesiones de respiración conscientes. Que podamos practicar cada día, en una de las aplicaciones, un ritual de 10 minutos, donde olfatearemos los aceites esenciales y practicaremos la coherencia cardiaca, que consiste en una serie de inspiraciones y espiraciones que coordinamos con la frecuencia cardiaca. La coherencia cardiaca puede ser definida como un estado psicofisiológico especifico de equilibrio del sistema nervioso autónomo, asociado a estabilidad emocional y a la función cognitiva facilitada.
Inspirar en 6 tiempos y espirar en 6, visualizando una curva que se dibuja en el aire, en un va y viene coordinados con la inspiración y espiración. Hay aplicaciones móviles disponibles muy interesantes para ayudarnos a realizar la coherencia cardiaca como el Kardia, por ejemplo.
En Casa Vetiver, además de los aceites esenciales de pequeños productores artesanales, comprometidos con la calidad, el medio ambiente y el social y humano, ofrecemos couseling en aromaterapia y olfatoterapia. No dudes en contactarme por el chat, por email o whatsap en caso de dudas. Somos más que una tienda online, nuestro compromiso con una aromaterapia individualizada y el uso correcto de los aceites es nuestra prioridad. Echa un vistazo en la tienda, los pedidos deben ser realizados vía email o teléfono.
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